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18 de mayo de 2016

Casa de remolienda ofrecía de todo, menos agua potable…

Cruzando un viejo puente sobre el río Loa, se llegaba a la llamada “cancha de las vacas”, donde, otrora, se jugaban las típicas pichangas de barrio que terminaban con un piquero al agua o simplemente se disfrutaba el bucólico paisaje del oasis calameño.

Al paso de los años la fisonomía del sector cambió y la propiedad de los terrenos aledaños al rio también. Particulares compraron terrenos, construyeron sus viviendas; otros mutaron en campings y no faltaron quienes innovaron con locales de entretención para varones, más el imán de atractivas chicas y el aditivo preciso de música y alcohol para ofrecer una aventura de película.

La “fama” del local ubicado al otro lado del puente… era vox populi. Sin embargo, a quienes poca gracia les causaba el tema era a los familias del entorno que debían supeditar sus horas de descanso al ritmo de la jarana.

Entonces, sin previo aviso, a eso de las 4 de la mañana de un sábado, cuando la fiesta estaba que arde, ingresó por la puerta principal, el gobernador provincial, Claudio Lagos, acompañado de carabineros, detectives y funcionarios del SII y la seremía de Salud.

Por supuesto, la presencia del gobernador Lagos y las policías fue el inesperado epílogo para el carrete nocturno, porque “se constató de manera flagrante la venta de alcohol y el comercio sexual”, relató la máxima autoridad provincial.

Lo peor eran las condiciones poco salubres que presentaba el local, porque “el motel y los baños funcionaban con agua no clorada y acusaba varias irregularidades sanitarias”, detalló el gobernador.

Al respecto, Sandra Flores, encargada provincial de la seremia de Salud Antofagasta, precisó que “el agua no acreditaba origen, no tenía cloro, por tanto el agua no era potable y se usaba en el motel y en el recinto donde se expendía alcohol”.

Así las cosas, los enfiestados clientes no tuvieron otra opción que retirarse, sin no antes pasar el riguroso examen de control de las policías, que detectó a varios trabajadores con visa de turistas.

Además, administradores y clientes fueron testigos del decomiso de una cantidad considerable de bebidas alcohólicas y por último, el broche de cierre… cuando el gobernador Lagos y la seremia de Salud, pusieron en el portón de entrada de la propiedad ubicada en Camino Vecinal Núñez N° 2048, el letrero con la leyenda, “prohibición de funcionamiento”.

La severa señalética no sólo da cuenta del rigor de la fiscalización, sino también habla del eco que encuentra en la autoridad loína la denuncia de los vecinos y de paso valida los llamados encuentros “gobierno-policía-comunidad”, que propician la participación de las familias en el ámbito de la seguridad ciudadana.